Comer Jamón Serrano
Al vasco este, cuya foto con un jamón serrano en la mano, dentro de un mercado del sur de Caracas abarrotado de productos importados, inundó las redes sociales y los medios de comunicación españoles, es el primer ser humano que me provoca matar de verdad. No me refiero a eso que uno siente cuando casi te atropella un motorizado que circula por la acera o cuando el expendedor de la panadería le vende al que está por delante la última canilla del día, después de hacer una hora de cola. Tienen que haber vivido los últimos años en Venezuela para entender el porqué de este odio visceral que me hace desear que lo cuelguen de los pies para que lo desangren como a los cerdos como cuando hacen morcillas allá en su pueblo natal. Desde que hace 38 años, cuando Pedro y Jose Felix me llevaron de la mano en mis pininos fotográficos, me doy cuenta ahora, en medio de esta arrechera, que me deslicé, constante, cuesta bajo, en una pendiente que al parecer lleva en ese ángulo desde que Bolívar recorr