Tirapiedras

Resumiendo:
En medio de una guerra con saldo de más de 20 mil muertes violentas al año, desabastecimiento de alimentos y medicinas y alta inflación, entre otros, un pequeño grupo de ciudadanos deciden desarrollar una pequeña intifada criolla para dar muestra de su malestar social. Infiero por algunas informaciones extraoficiales, que son estudiantes y de oposición.


Dos circunstancias en particular quisiera comentar ahora. La primera es la cantidad de personas involucradas. Si tomamos en cuenta que en Venezuela votan aproximadamente el 30% de la población, y que según los últimos resultados electorales estamos fifti-fifti, entonces resulta que sólo podemos estar seguros de que el 15% de los venezolanos están a favor. Por semejante atrevimiento, ese pequeño grupo se defiende del otro 15% poniendo barricadas para evitar que les tiren bombas molotov a los apartamentos, pero sinceramente, pierden el tiempo, porque van en motos y las sortean con facilidad. Algunos analistas critican que la clase media se auto impida el libre desplazamiento, pero debe ser que por sus casas no han merodeado motorizados a media noche viendo a ver quien cacerolea. Eso en cuanto a números. En cuanto a clases sociales se refiere, también según datos extraoficiales, los pobres, que son los que más sufren esta realidad, y que ya deben ser como el 80% del país, no toman posición ni de un lado ni de otro, porque ya suficiente trabajo pasan esquivando balas todos los días de sus vidas para llegar a sus casas en la tarde después de trabajar 8 horas y gastarse el sueldo en dos kilos de harina PAN que se los compran al buhonero de más abajo por 10 veces el precio regulado. Queda claro entonces, que justifico plenamente que se queden en su casa viendo la novela, si no llueve y se les cae el techo encima.


Lo segundo que quiero comentar es el sitio. A diferencia de Ukrania, donde los manifestantes se cayeron a tiros en una plaza enfrente al Palacio de Gobierno, aquí la cosa es en Altamira, que ya saben todos mis amiguitos de Facebook cuanto ganan,en general, más o menos, los que por ahí viven. No sólo eso. Las piedras con que estos chamos se enfrentan a los perdigones, los sacan, en su mayoría, de una pared que rodea a un terreno baldío, cuyo precio por metro cuadrado se convirtió en el más alto del país después que le construyeron una estación del Metro al lado. ¡No se!... Serán vainas de un país petrolero.


Pienso, mientras me desahogo escribiendo, si yo a la edad de esos muchachos, y sin la excusa esa que esgrimo siempre de que tengo una familia que mantener, hubiera tenido tantas bolas.
Para terminar les informo a mis lectores, que la pared estás echa de bloque y cemento, por lo que es medianamente fácil romperla. Y que en casi un mes de protesta solo han necesitado un pedacito de no más de 5 metros de largo, y que quedan por romper, calculando a vuelo de pájaro, como 300 metros más. Les informo, además, que esos carajitos parecieran multiplicarse como moscas, porque meten presos 50 hoy y mañana hay 50 más.


Resumiendo...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Clase media en la playa

Nikkor 55 mm f/1.2